Y me la jugaste. Pensaba que la vida era vida después de ti
y no. Ni hielos en el whisky ni sal ni limón para el tequila. Alcohol directo
para la mayor herida. Que el mayor moratón apenas este latiendo y que el
pintalabios ya no cubra ni la mitad de la sonrisa.
Yo por ti, mi luna, la vida me la quitó y no suspires más,
que las mentiras ya se las llevará el viento y me las traerá en forma de gotas
en mi ventana.
Abriendo mi armario me encuentro quince chupas de cuero,
todas negras. Entre ellas elijo la más oscura de todas. La más rota. Todo para combinarla
con mis ojeras.
Esa sensación de ir por la calle pisando hojas, ese leve
ruido cuando se rompen. Sentirse un poco
más aliviado. Ahora solo intento encontrarme en la mirada de desconocidos, pero
con el miedo de volver a encontrarte. Volver a romperme o rompernos.
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