viernes, 5 de diciembre de 2014

miedos

Por primera vez he sentido miedo, miedo al estar sentada en mi habitación, al perder la noción del tiempo, ver que los días pasan a una velocidad que no puedo controlar. , miedo a morir. Una de las cosas que me caracterizan es que nunca me obsesionó la muerte, es más, siempre lo vi una opción buena para terminar con muchas cosas, lo admito. La cuestión es que estoy viva, y ese sigue sin ser mi problema, el problema soy yo, que soy dueña de mis decisiones, de mi vida, de cómo la estoy viviendo, y bueno, no confió nada en que lo pueda hacer bien, me da miedo ser yo la que tenga que tirar adelante con todos los años que me queden, que espero, que sean bastantes.

Si pienso que soy un desastre, si dejo las cosas siempre a medias, ¿cómo espero que mi vida sea la que deseo? Es más, ¿cuánta gente se siente orgullosa de la vida que elige? Y ¿realmente podemos elegirla? Estamos marcados con pautas, desde siempre nos enseñan que lo ‘correcto’ o que alcanzas la ‘vida plena’ cuando tienes unos buenos estudios, un trabajo el cual te permite independizarte, encuentras el amor de tu vida y formas una familia. ¿Realmente eso es vida? Es decir, ¿porque casi todos estamos convencidos que necesitamos es
o?

Y confieso que vivo intensamente cada cosa que hago, porque realmente, lo necesito ya, ¿realmente necesito eso? ¿Por qué la vida es tan corta? Porque decirme, ¿qué son ochenta años para conseguir todo eso sin que sientas que el tiempo te atrapa? Aunque visto de otra forma, si tuviéramos, por ejemplo, mil años, quizás malgastaríamos más el tiempo pensando que tenemos casi una eternidad, porque joder, mil años para mí es algo parecido a una eternidad.

Y siento miedo, miedo a que lo que creo necesitar sea lo incorrecto, me asusta pensar que pueda ser yo la que tenga el poder de ir en una dirección u otra, porque bueno, si existiera el destino, haga lo que haga ¿Lo tengo escrito? ¿No? Algo así. Pero si el destino no existe, si la vida te deja ahí, tirado a manos de ‘Dios’, pues menuda putada.

No hay mucho más que añadir, no hay final, ni principio, pero estoy diciendo todo esto asustada, sin mucho sentido.


Estoy pidiendo salvación, otra jodida vez. 

martes, 2 de diciembre de 2014

Aquí me quedo.

Paseándome como una loca por el andén, queriendo cometer la locura de coger el primer tren y llegar a la última parada. Que cada vez que alguien baje del vagón sea una cicatriz que deje atrás. Y no quiero que mis ojos vuelvan a verte, quiero que esa mierda alcance la velocidad límite y vea un millón de imágenes diferentes y que parezca la misma.

Olvidando por segundo.

Que cuando ya no haya marcha atrás, baje y mi cabeza no haga el esfuerzo de girarse y arrepentirse. Respirar un aire que no haya respirado nunca con nadie. Y que cada pequeño paso que dé, sea uno gigante para empezar de nuevo, de cero.

Pero me quedo en el andén, viendo la gente subir y sin nadie que vuelva...
                                                                                                                        ¿estoy esperando?