Estas serán mis últimas palabras.
Mi último suspiro te lo regalo. Todo tuyo, por no quererme o por quererme de la
peor manera. Caminando en la cuerda floja, a punto de saltar porque sé que
nadie estará amortiguando mi caída.
Sexo vacío. Caricias con ácido
puro. Besos sabor Camel. Un abrazo después de un golpe. Una rosa después de una
infidelidad. Una sonrisa con un zorra saliéndote entre dientes.
Échame de menos porque de más ya
lo hiciste. De menos a mí… y (nuestro) bebé. Sí, ese que me hiciste obligándome
después de una noche de borrachera. En el cielo le cuidaré mejor, lejos de ti
todo es mejor.
Mi última carta para mama:
- No llores. Sonríe porque ahora estoy en el mejor lugar, con la abuela. Siento no haber sido la mejor madre como eras, eres y siempre serás para mí. Ahora una sonrisa doble porque ¡Eres abuela! Aunque ya nunca le pongas cara, seguro que le saldrían los mismos ojos verdes camaleones que solo tú me regalaste. Siento estar tan lejos de ti. Tan sumamente lejos. Pero ahora hay tres personitas que te protegen. No cometas la misma locura, mama. No dejes solo a papa nunca. Siempre os envidie, él te cuida y te protege como ninguna, vaya, que ni la mejor película os puede ganar. Quizás todas las noches me reproches el haberme ido, el no luchar. Quizás me llames egoísta por haber terminado mi vida y no dejar empezar la de mi bebé. Mama… yo cada noche lloraba, cada noche recibía fuertes patadas en mi tripa, cada noche tenía miedo por si ese hijo de puta terminaba conmigo, así que decidí hacerlo yo. Iba a ser mala madre, muy mala madre. Así que hasta aquí mis gotitas de agua. Te quiero; en el cielo mira siempre la estrella que esté a la derecha de la luna, allí estaré, lo prometo.