martes, 24 de junio de 2014

Tengo demasiados libros escritos en mis ojeras.

Estas serán mis últimas palabras. Mi último suspiro te lo regalo. Todo tuyo, por no quererme o por quererme de la peor manera. Caminando en la cuerda floja, a punto de saltar porque sé que nadie estará amortiguando mi caída.

Sexo vacío. Caricias con ácido puro. Besos sabor Camel. Un abrazo después de un golpe. Una rosa después de una infidelidad. Una sonrisa con un zorra saliéndote entre dientes.

Échame de menos porque de más ya lo hiciste. De menos a mí… y (nuestro) bebé. Sí, ese que me hiciste obligándome después de una noche de borrachera. En el cielo le cuidaré mejor, lejos de ti todo es mejor.



Mi última carta para mama:

  • No llores. Sonríe porque ahora estoy en el mejor lugar, con la abuela. Siento no haber sido la mejor madre como eras, eres y siempre serás para mí. Ahora una sonrisa doble porque ¡Eres abuela! Aunque ya nunca le pongas cara, seguro que le saldrían los mismos ojos verdes camaleones que solo tú me regalaste. Siento estar tan lejos de ti. Tan sumamente lejos. Pero ahora hay tres personitas que te protegen. No cometas la misma locura, mama. No dejes solo a papa nunca. Siempre os envidie, él te cuida y te protege como ninguna, vaya, que ni la mejor película os puede ganar. Quizás todas las noches me reproches el haberme ido, el no luchar. Quizás me llames egoísta por haber terminado mi vida y no dejar empezar la de mi bebé. Mama… yo cada noche lloraba, cada noche recibía fuertes patadas en mi tripa, cada noche tenía miedo por si ese hijo de puta terminaba conmigo, así que decidí hacerlo yo. Iba a ser mala madre, muy mala madre. Así que hasta aquí mis gotitas de agua. Te quiero; en el cielo mira siempre la estrella que esté a la derecha de la luna, allí estaré, lo prometo. 



sábado, 21 de junio de 2014

Mi loba.

Me odie. Me odie mil veces por todo aquello. La mierda de sociedad hacía que me autodestruyera más. Mi mente era toda oscuridad y eso asustaba. Decían que dejar la mente en blanco era difícil ¿no? Imaginaros negra.

Me tocaba, me cortaba, me tocaba, me cortaba y así hasta llegar a la desesperación de un aullido silencioso.Mi loba’ me decía. Y me odie.  Perdí la cordura en lágrimas escritas por la pluma. Tinta no quedaba, pero otra vez que abría una cicatriz y así te volvía a escribir.

No habrá mayor dolor que recordarte ni mayor victoria que olvidarte. Recordarte será dejar de respirar y olvidarte dejar de existir.

Café muy amargo con doble hielo, así luego me entretengo y jugueteo con ellos (como si en ese entonces se evadieran mis pensamientos suicidas).

Jazz, un tocador con el mejor pintalabios, zapatos de charol y un cristal esperando. Esperándome.
Mi mente dejo de funcionar así que el corazón le siguió. Solo recuerdo quien eres cuando me corto, cuando la sangre sale espesa, cuando me viene ese leve mareo, cuando cae lluvia de mis ojos sin inmutarme. Masoca. Masoca yo por querer recordarte cada amanecer.




jueves, 19 de junio de 2014

Moratones color violeta.

Hace cinco años el espejo era mi mejor amigo, en el me miraba y pasaba las horas poniéndome guapa (o eso creía) como si la sonrisa se pudiera mejorar, eh. El colorete color ahumado quedaba genial con mis pecas. Resaltaba mis pestañas y me miraba tímida, como si estuviera haciendo algo malo, como si decir ‘pues tampoco estas tan mal’ fuera un delito.

Que poco duro… ¿no? 

Cada vertebra se nota en mi columna, en ocasiones deja moratones color violeta que adoro. Ninguna pulsera me queda bien sujeta en la muñeca, pues se caen y que gran victoria. Las uñas pierden su color, pero nada que no pueda tapar con un poco de pintauñas negro. Esa fabulosa separación entre mis piernas. Cada noche me toco las costillas para dormir, parecen sierras clavándose en mis yemas. La gente me mira con ojos tristes ¿Qué les debe pasar? Seguro que es envidia, envidian todo lo que tengo y ellos no. Solo saben decir ‘engorda’, si claro, como si no supiera que eso es para verme peor a su lado. Como tirar a bordo las mil noches en el baño limpiando mi estómago como si de mi vida se tratara (ahora que lo pienso…vivo para ello ¿no?)


Mis amigas ya no me vienen a ver, nunca contesto las últimas llamadas del teléfono, mi voz parece estar cogiendo otro tono, mis dientes amarillos me producen escalofríos, mis manos temblorosas ya no pueden pedir ayuda, mis piernas no coordinan los pasos. Mi mente ya no pertenece a mi alma. Ya nadie puede darme un pellizco, ni un buen achuchón. Pero eso no importa… no importa porque he vuelto donde me quede hace cinco años, enfrente del espejo. Me veo y no es un ‘no estas tan mal’ si no un perfecta. 

Perfecta…



martes, 17 de junio de 2014

¿Otra vez la botella? Otra vez es por ella.

Era mi primer y único amor. Un vicio para mí. Del barato. Era dañino pero eso hacía que me gustará más. ¿Qué le hacía real? La manera que tenía de protegerme de los saltos sin paracaídas. Jamás me dejaba sola por las noches. Nos besábamos viendo la luna.

Apareció posiblemente en las peores épocas de mi vida, la gente me decía ‘Oye déjalo, no te conviene.’ Envidiosos. Nadie estaba cuando las lágrimas ardían igual que mi garganta. Mi mayor refugio era encontrarme envuelta de su calor, aún que a veces necesitábamos hielo.


Y me voy a quedar contigo, mi amor. Entre todos, te elijo a ti. Tú que me envuelves las penas,  que me hace olvidar que el sexo es la clave. Voy a quedarme todas las noches que me queden de vida a tú lado y si eres capaz de matarme, hazlo. Muero por  y para ti. No quiero otro amor, no quiero otro amor que me remplace este vacío. No es de película, pero puedo repetirlo… es real. ¿Acaso se creen que las bobadas del cine son reales? No, claro que no. Por eso se encuentran de rodillas besando el suelo cuando les dan la patada. En cambio… tú, tú jamás harías eso, no serías capaz de abandonarme. Eres lo más sincero y puro que tengo por mi cuerpo. 

Y si algún día me fallas, si algún día te da por derramarte como yo, no importa, cielo. Iré de nuevo a la estantería de Mercadona, cogeré el vodka y así, así todos los días de mi vida.


lunes, 16 de junio de 2014

Sacando a flote un pasado entre(cortado).

Como una muñeca de porcelana. Ojos vacíos. Sonrisa pintada. Con el único fin de dar miedo o quedar hecha pedazos. Ya nadie se acerca a mí, por más que lo intenten, acaban huyendo. Siempre que entran dicen que ellos no serán así, que tampoco estoy tan loca como pinto. Se mienten.


Ayer me duché entre gotas de sangre, odiando todo lo que era mi envoltorio. Quise cortarme hasta que mi piel desapareciera, ya no quería sentir el terciopelo y mucho menos las caricias ardientes de gente que solo miente. Voy a quedarme aquí sola, esta noche y… la siguiente. Voy a fumar hasta que solo haya humo en mis pulmones. Matándome lentamente porque la muerte es mi mayor victoria.


domingo, 15 de junio de 2014

Ni la mejor montaña rusa.

Me pasaba horas en mi soledad, la misma que trabaje años duros para conseguir
Por alejarme y alejarles.  
Únicamente pinte tristeza en mis folios de sangre oscura.  Cada palabra que salía por esa boca tan abandonada aseguraba que mi identidad estaba nublosa, como mi visión.

Todos los días en una montaña rusa me hicieron decidir que estando abajo era mejor. No sabía que perdería el norte. 


¿A vosotros os contaron que el peligro y éxtasis eran mejor? A mí no
Por eso paso tic tac tras tic tac lamiendo las gotas de las heridas que abro cada amanecer.
No me busquéis, posiblemente ya no tengo buenas palabras para nadie (y menos intenciones).

Antes estaba subida en un altibajo de vértigo.
Ahora me encuentro nadando entre mi lluvia.
Despuésposiblemente nunca sepáis lo que vienen a continuación.

sábado, 14 de junio de 2014

Un calendario con un siete señalado.

Mi vida empezó a ser el mejor caos cuando decidiste entrar en ella. Mi equilibrio quedo en la cuerda floja pero nada que no pudiera soportar. De un corazón de acero lo convirtió en medio hielo. Era de esas chicas que debían mantener el orden en su mente para no perder la cordura. Lo mantenía todo al milímetro, cuidaba de eso como si la vida se le fuera entre las manos, como gotas de agua, esas que resbalan y terminan mezclándose con el asfalto.

Odiaba compartir aspectos de su vida y mucho más sentimientos. Se juró que jamás volvería a ser muñeca de trapo de nadie, prefería golpearse cada noche al encontrarse delante del espejo. Maldito el primer día que intercambiamos palabras, malditas palabras que se volvieron una condena.

Quise evitarte mil noches pero eras como ese jodido imán, la frase de ‘ni contigo ni sin ti’ nos quedaba como anillo en el dedo. Juraste tantas cosas, cielo, que ahora me siento perdida. Un verano muy frió decidí que las únicas promesas que creería serían las de mi abuela, la fallé, me fallé. Empecé a creer más en ti que en mí y vaya desastre.

Ninguna distancia era más jodida que el miedo que te abrazaba cada noche. Decías que me querías con los ojos iluminados pero la boca temblosa y eso hacía que perdiera el norte, la fe. Intentabas por todos los medios que yo creyera que de ti todos se alejaban, que les hacías daño, les decepcionabas. No te creí. Nunca quise creer que serías capaz de alejarme de tu vida (la vida que yo quería contigo). Ahora te llamo cobarde, cobarde y estúpida la idea de quedarte con lo que día a día te tormenta, prefieres mil mentiras a intentar la mejor realidad que te podías haber ganado.

Te miento si te digo que odio y me golpea la idea de decirte adiós, quédate con un hasta luego.

Hasta luego por qué estaré viéndote a lo lejos.
Hasta luego por qué serás lo más bonito que un día descubrieron mis ojos.
Hasta luego por qué cuando te sientas sola haré lo posible para que encuentres mi voz.
Hasta luego por qué no quiero ser la causa de tus miedos, de tu cobardía.


Adiós (para ti), preferiste ser la mitad de dos personas. Que mis caricias fueran a otras pieles ajena a la tuya. Por demostrar que soy de ese montón que prefieres separar. 

Quizás sea lo más inteligente. Las chicas dementes no están diseñadas para nadie, ni para ti.


jueves, 12 de junio de 2014

Vecino del 4º B.

Me llamo Carlos y tengo veinticinco años. Dicen que las únicas que se pasan las 24h del día compitiendo  unas con otras son las chicas, que los chicos somos más de ser tal cual y no andar con rodeos. ¿Será verdad? ¿Somos así los chicos? Si fuera así el Karma lo habría pagado con raíces conmigo.

Cada mañana al despertar intento evitar el espejo, dejo las gafas en la mesita de noche blanca y así también huyo del espejo del final del pasillo, es por la única cosa que estoy orgulloso de ser miope. No tanto por las ojeras que me han dejado estas.

Admiro la facilidad que tienen las mujeres de contarse sus problemas, sus inseguridades. Yo jamás sería capaz de llamar a mi mejor amigo y contarle que me siento con una autoestima bajo cero, supongo que se reiría y no cabe decir que llamaría al vecino del 4º B para que juntos se rieran de esa gilipollez y yo tuviera que decir que era una cosa pasajera.

Las chicas siempre me fallan o terminan huyendo, nunca apuestan por mí, sé que no soy gran cosa, pero… yo siempre les aseguro la mejor vida. Harto de leer que están rotas por hijos de puta y después que pidan un príncipe azul. Jamás tuve sexo. Gran problema para mí, para mi autoestima. Podría contarle al primero que me acompleja el no saber si soy bueno en eso o no, todos se compadecerían y me dirían:

-Pues yo Carlos, ojalá pudiera borrar mi primera vez, no debes avergonzarte.

No me sentiría mejor, es más, me sentiría estúpido al pensar que por su mente esta pasando todo lo contrario, que en ese momento tiene un ángel y un demonio. Uno riéndose de mí y el otro compadeciéndose (y no sabría decir cuál es peor).


Esta es mi historia, la de un chico a falta de caricias, de rozaduras de piel, sexo duro, el cigarro de después, una mejor sonrisa, la facilidad de ser un poco más cabrón. Ahora bórrela de su memoria, piensa que vivo en la sencillez de los días, que el humo que suelto con las caladas lo hago con la rapidez de olvidar el dolor que me mata. O debería borrarla yo…


miércoles, 11 de junio de 2014

Olor a dolor en el café.

Ella se paseaba las veinticuatro horas del día enredando su pelo con el dedo índice. Eso le calmaba, hacía que no perdiera el norte de sus pasos indecisos. Nunca se la veía sonreír, pues cabe decir que siempre iba con su larga melena negra azabache tapándosela. Era medio misteriosa, medio por que solo una mitad la acompañaba. Estoy segura que su otra mitad se perdió hace mucho tiempo, porque si no ¿Quién explica esos ojos tan vacíos?

Lucía bellos tacones, su ropa siempre tan oscura como la sombra que le perseguía hiciera o no sol. Siempre de negro, lo único que destacaban eran los zapatos, siempre tan llamativos ¿casualidad? ¿O solo era confusión?


Cada noche tomaba un café con hielo, bien cargado, bien amargo, como el dolor que corría por todas sus venas (esas que a veces cortaba para sentirse mejor). El dolor físico ya no existía. Ha esa mujer un día la decepcionaron todos, absolutamente todos, se quedó con lo puesto, con un corazón lleno de moratones y sin un hombro donde llorar. Su mente nunca salió de ese juego macabro, todas las noches con los mismos sueños, quizás le daba miedo afrontar la vida real. Quizás para ella era mejor verlo todo blanco y negro. A veces los colores dañan la vista.