Como una muñeca de porcelana. Ojos vacíos. Sonrisa pintada. Con el único
fin de dar miedo o quedar hecha pedazos. Ya nadie se acerca a mí, por más que
lo intenten, acaban huyendo. Siempre que entran dicen que ellos no serán así,
que tampoco estoy tan loca como pinto. Se mienten.
Ayer me duché entre gotas de
sangre, odiando todo lo que era mi envoltorio. Quise cortarme hasta que mi piel
desapareciera, ya no quería sentir el terciopelo y mucho menos las caricias
ardientes de gente que solo miente. Voy a quedarme aquí sola, esta noche y… la
siguiente. Voy a fumar hasta que solo haya humo en mis pulmones. Matándome
lentamente porque la muerte es mi mayor victoria.
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