viernes, 31 de octubre de 2014

No llegamos tarde.

Lo bonito que será desordenar la cama y que estés tú. Que el frío sea la excusa de acercarme tanto a ti, que seamos las piezas correspondientes de un puzzle distinto. Enredarnos entre mantas y que lo que más me abrigue, sean tus caricias.

Te elijo para ser mi final. Para que mi piel, después de besos por la nuca, no quiera reconocer otro contacto, que se me erice todo si te aproximas. Quiero que de las mil veces que consiga hacerte sonreír, dos mil me enamore de ti. Y estoy diciéndole adiós a todo, menos a ti; Golpeándome el pecho y que tu nombre se clave tanto, que no seas capaz de alejarte, alejarme, alejarnos.

Y no soñar más contigo, no quiero que entres en mi cabeza y me vuelvas más loca. Quiero verte amanecer sin ropa.

Muérdeme fuerte y haz que sienta el dolor, que es real.
Te voy a gemir en la oreja, y no vas a sentir un sonido más aliviador.
Suspira, grita y deja el romanticismo para después. No llegamos tarde.

Vamos a jugar a los juegos más sucios. Vamos a hacerlo lo peor que podamos, y así, seguro que sale bien. Vamos a proponernos una meta y conseguirlo pisando piedras. Lo vamos a hacer tan, tan, tan mal, que el siempre será cierto.




¿Adelante?


Siete, seis, cinco, cuatrotres, dos, uno

2 comentarios: