martes, 16 de septiembre de 2014

Sálvame.

Me encanta sonar triste, 
realmente no finjo.

SÁLVAME,
save me, please... 
Y nadie, nunca, llegaría a entender como cobran sentido.



Cada noche la misma rutina. Creyéndome que, por arte de magia, el día anterior sería borrado.
Pongo el despertador a la misma hora, sabiendo que me despertaré antes, por la ansiedad.
Notaré el mismo ahogo, la misma soga.
Cada cicatriz.
Mía.
Mías.
Que posesividad.

Mi misma rutina, abriéndome cada una de esas heridas que me permito yo misma.
'Egoísta.
Ni siquiera dejas que te vengan de nuevas, las alejas, y así, caes en la autodestrucción.' 

Triste, pero victoriosa. Sabiendo que yo, soy la única culpable de todas esas marcas, de la voz rasgada, de las lágrimas que no suelto y me clavo.


Ahora busca el sentido, porque no, no lo tiene. 
Mi cabeza está fuera del alcance de todos esos lunáticos. 





Oye...no me hagas caso.
Te estaré esperando, esperando mi salvación.
Sácame de aquí.
Tengo miedo.
Si lo entiendes,
ven a por mí.
Aún puedo recuperar la cordura.





3 comentarios:

  1. ya se extrañaban tus letras, tus textos va...
    esque, escribes con taaanto sentimiento que lo trasmites, tanto que duele.

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