martes, 25 de noviembre de 2014

Y perdonarme.

Quiero ordenar esté desastre, mi desastre. El caos que decidiste dejar cuando marchaste, cuando nos separó la puerta, la parada de bus, la distancia. Arrancar trocito a trocito de mi piel, eliminando lunares, cicatrices y ser como una serpiente. Cambiar de piel y así no encontrar rastro de tus huellas. Y es gracioso, porque cada vez que mi mente se pasea la ligera idea de hacerlo, mis brazos se protegen de cualquier acto para olvidarte, olvidarme, olvidarnos. Y me encadeno de nuevo, me siento en el rincón más oscuro de la habitación y doy gracias que desde mi ventana no pueda observar el cielo.


Espero poder perdonarme algún día, perdóname. 


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