La chica perfecta, como si
creyera serlo o como si pudiera llegarlo a ser. Todas las veces que me autodestruí
por complacer a toda esa gente que me golpeaba cuando más débil me encontraba.
Me encariñe al dolor de la decepción, acostumbrada a ser la primera, a no
fallar pero fallarme.
Nadie notaba el cansancio encima
de mis hombros, cada vez más decaída, cada vez más cerca del suelo (como si
pudiera besarlo).
¿Dónde estaba mi
lugar?
Nadie acudía cuando
abrazaba la almohada buscando cariño.
¿Por qué me dejasteis?
Ni se os ocurra
buscarme, yo me fui muy lejos,
Lejos de las miradas
tristes,
De la compasión,
De la música.
Odiándome por ser la estúpida, la
buena (la tonta), la que se traspone. Aun así escuchar los insultos; la hija de
puta, la cabrona, la egoísta. Si toda esa gente supiera que me corte mis
propias alas para dársela a los demás. Que pasé noches enfrente de una pantalla
consolando mientras yo estaba hecha mierda. Clavándome las uñas, los dientes,
las palabras y todo para no preocupar. Todo por hacerles felices quitándome mi
propia felicidad, viviendo vidas ajenas y olvidando la mía.
Pero eso ya está Soraya,
recuerda:
Nunca nadie mirará
por ti,
Puedes ser la última
mierda.
Tu vida vale mucho más
que instantes de sonrisas.
Primero estás tú
luego el resto.
Y es jodido, claro
que lo es,
Pero es así, para
todos y para ti.
Ahora toca coger
aguja e hilo y coserse las alas.
Pasar de página y que
no corte.
Cambiar de pluma y
que la tinta no sea sangre.
VUELA.
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